La carga genética
o las acciones realizadas y olvidadas en otras existencias marcan en definitiva
la manera en que el entorno te percibe, aquí y ahora.
Poder mirar tras
esa ventana del alma es una facultad tan disfrutable cuando miras en los ojos
de alguien a quien podrías percibir con recelo, la mirada de un humano. Alguien
que a pesar de las cosas que vino a trabajar a este mundo, tiene el impulso de
hacer algo más; ese impulso marcado por el avance logrado en otras existencias,
en otros tiempos.
La imagen. La energía
percibida. Los rasgos de lo visual se conjunta con una tierra de ocelotes que
respalda y los apellidos originarios que cobijan. Elementos que me viajan y vuelo
de regreso a esa época de cuerpos altos, dorados, fuertes. Imponentes.
Me perdí en el
destello mágico de esa mirada actualmente antigua sustentada por mi momentáneo viaje
a mi propio pasado donde es posible que hayamos caminado alguna calle cercana. De
esas que eran de tierra y verde esparcido entre montañas.