Hoy disfruto salir al balcón a enfriarme la rodilla con el viento de la noche que apacigua el ambiente de la lluvia recíen acontecida. Desde donde percibo la ciudad capital tan aparentemente tranquila con los perros guardados en las casas sin sus ladridos, y tan silenciosa que sólo se escuchan los rumores de los amantes quienes no se preocupan por la cotidianidad del mañana y a media noche se disfrutan espectantes con la luz de la luna.
Hoy vivo feliz, tranquila y llena de las revoluciones que me plantee a los 20.
Hoy sigo siendo la que hace años. Mejorada. Evolucionada. Feliz.
Hoy, vivo viviendo.