Particularmente en el Puerto de Veracruz el asunto estuvo así:
A las 9:30 de la mañana poca gente se veía en el parque Zamora. Ubicado en el centro de este hermoso puerto de Veracruz. Algunas otras personas se iban juntando conforme pasaba el tiempo junto al ahora remodelado Tranvía de Recuerdo. Justo enfrente del mismo parque.
La gente que caminaba, esperando que diera inicio, platicaba con los demás asistentes. “Poca difusión se le dio a esta marcha”, se oyó por ahí. “Tuve que buscar en el número de información para llegar aquí” se dijo también. “Algo se iba a hacer hoy”, comentó otra persona.
Para las diez de la mañana tanto el parque como el pequeño espacio alrededor del Tranvía se veían inundados por una cascada de moñitos tricolor, colores amarillo y negro y algunas, varias, consignas en contra del Presidente de la República, el PRI y el PAN.
La creatividad en los asistentes a la marcha no faltó. Y fue demostrada, además de cartones de caricaturas, con la fabricación de un ataúd de cartón negro en el cual “se cargaba a la democracia”.
Con una manta cargada por una joven y un muchacho que irían siempre al frente, se comenzaron a formar los contingentes de una marcha en la cual el silencio se haría presente.
El orden fue uno de los elementos más importantes que imperó, ya que por ejemplo la puntualidad no fue tan clara. Debido a que se esperaba que la marcha diera inicio a las 10 de la mañana y quizás ante la poca presencia que se notaba en los alrededores del parque Zamora, esta se retrasó para dar inicio hasta las 10:45.
Al comenzar a caminar, una vez en movimiento todos los participantes se adquirió un paso uniforme. Un paso tranquilo. Que aseguraba la verdad de su lado. Y el silencio comenzó. Comenzó a entrar por la avenida Independencia, que a esa hora en un domingo jarocho siempre está retacada de sonidos provenientes de los comercios que se atiborran ahí. Muy a pesar de recibir propaganda perredista, a favor de Andrés Manuel y en contra de Fox, los comerciantes bajaban el volumen de sus equipos de sonido con esa música salsera y rítmica característica de nuestro Puerto, para salir a observar, también en silencio, la marcha que se abría paso en esta avenida que ha sido testigo a lo largo de su historia de hechos de muy distinta naturaleza.
En febrero, Independencia era testigo de la algarabía y el folclor del famoso Carnaval veracruzano. Ese domingo de abril, sentía el estrépito de las pisadas, que firmes y a pesar de la desaprobación de algunos peatones de los alrededores, continuaban caminando y manifestando su pensamiento.
La inconformidad era clara no quizás tanto por la simpatía de López Obrador sino por el hecho de que mucha gente piensa que la justicia no se está llevando acabo. Y que todo este proceso que se ha dado es debido a las rivalidades políticas entre los distintos partidos.
Independencia seguía silenciada. Aún los que no participaban en la marcha guardaban respeto del silencio provocado por los manifestantes. Solo uno que otro animoso atreviose a hablar en voz alta mientras los contingentes avanzaban.
Los asistentes a la marcha fueron en su mayoría adultos, y adultos mayores. Algunos jóvenes notaban su presencia con playeras del Ché. Algunos padres de familia, con tal de participar activamente expresando su inclinación política y sin una niñera a la mano, llevaban a los hijos, que aún sin saber que hacían, caminaban también en silencio siguiendo a sus papás.
A punto de llegar al Zócalo caluroso y fresco de este Puerto jarocho, los contingentes dirigieron su callado andar por la calle de Mario Molina.
Recorriendo valientemente los ya famosos cafés de La Parroquia los manifestantes se hicieron notar, ahora en el paseo del Malecón. Al frente de todos los contingentes, el señor Antonio Sosa iba dirigiendo la ruta a seguir de los manifestantes.
Tengo que admitir que los más disciplinados en cuanto al silencio durante la marcha fueron los jóvenes. Pareciera que los adultos no pudieran cerrar la boca de trivialidades y tonterías ni por 10 minutos en favor de sus ideales, de su pensamiento.
Señores, señoras. Muchos adultos, aunque en voz baja, rompieron ese silencio por ratos.
También admitiré que los primeros contingentes, conformados en su mayoría por adultos, jamás pronunciaron palabra. A pesar de los insistentes reporteros de la XEU y Noticable, que sin importarles el requisito de la marcha (EL SILENCIO), no querían perder la oportunidad de unas palabras de algún asistente.
Mientras los que, algunos con cubre bocas y otros con cinta, caminaban por la calle sin pronunciar palabra, sus compañeros de partido obsequiaban a los paseantes folletos con información referente al desafuero, a López Obrador y su trabajo cono Jefe de Gobierno Capitalino. En México podemos ver gente muy educada, no importando se status social ni si tienen o no para comer. Esta gente solo agradecía la propaganda y continuaba su camino. Pero no toda la gente en nuestro país es así. Amablemente extendida la propaganda, la señora dio un rotundo NO. Continuó con un “ni loca” y la expresión de su rostro, reflejando desprecio y por supuesto desaprobación no la olvidaré nunca. Señora que ha de tomarse se ejemplo de lo que como mexicanos rotundamente NO podemos hacer. Desaprobar la democracia y la libertad que en nuestro país es sagrada. Libertad que le ha costado vidas a este país. También en su camino, la marcha vio muchas cabezas que se movían de lado a lado en señal de desacuerdo. Pero esto no los frenó.
Una vez que la manifestación alcanzó el Faro Venustiano Carranza continuó su callado andar por el paseo del Malecón. Esta vez regresando por la calle de al lado, hacia donde todos alguna vez hemos disfrutado de una nieve para tratar de hacerle frente al calor abrasador del puerto.
El silencio atravesó ese frío saborizado con éxito y continuó ante la sorpresa de los que por ahí caminaban. Al acercarse cada vez más al Zócalo veracruzano se oían ya las palabras de presentación y aliento que compañeros que esperaban ansiosos la entrada de la manifestación a la explanada del Zócalo.
Ahí, frente a la catedral, y después de dar una vuelta por los andadores y jardines, los marchantes se fueron acomodando frente al ahora escenario situado en los bajos del Palacio Municipal. Un fuerte júbilo inundó el ambiente con la llegada de los silenciosos al Zócalo. Gritos, aplausos y vivas se escucharon al terminar la caminata que culminó ahí.
Pero los simpatizantes del PRD y de Andrés Manuel tenían un programa para después de la manifestación.
Se presentó a un compañero en su ayuno, hablaron personas del público y cosas así.
Después, la canción La Maldición de la Malinche de Gabino Palomar se escuchó mientras las campanas de la Catedral, anunciando la misa de las doce, repicaban impulsando las notas en el canto a capela de una mujer ingeniero originaria del Distrito Federal.
“La Muralla”, poesía cubana se dejó también declamar en esa jornada. Y el ímpetu revolucionario del pueblo se sintió impulsado por un joven alumno del Colegio Bachilleres de Veracruz cuando gritara, recordando unas palabras que no se oyen desde hace algunas décadas por estos rumbos, “¡Hasta la victoria siempre! ¡Patria o muerte!”
La gente emocionada estaba al pendiente de lo que sucedía en el estrado sin poner mucha atención a los alrededores. La seguridad era resguardada por algunos elementos de la policía.
La jornada terminó en paz y cantando nuestro hermoso Himno Nacional. El acompañamiento de las campanas de la catedral no se hizo esperar y esto le imprimió un toque mágico a esta canción que todos los mexicanos conocemos.
Claro que la invitación política quedó abierta. Se reunirían los que quisieran para organizar y formar parte de los comités ciudadanos y así organizar otros actos de este mismo estilo en un futuro.
Participaron 25 organizaciones civiles, profesionistas, amas de casa, niños, gente de todas las edades(en su mayoría adultos), quienes portaron pancartas, cartulinas, playeras, calcomanías, y cualquier tipo de objetos que fueran distintivos con imagen y textos aludiendo el apoyo al jefe del gobierno capitalino. Lo curioso, y llamó mucho la atención por lo representativo, fue que era una marcha silenciosa. Y fueron las bocas tapadas de muchas personas con cinta canela.
MANTAS Y CONSIGNAS
Vicente Fox, respeta el derecho del pueblo. Sufragio efectivo
No permitiremos que nos quiten la esperanza. ¡Únete pueblo!
¡Andrés Manuel no esta solo. Nosotros tampoco!
Te queremos desaforadamente para presidente
No a la canallada del desafuero
28 de abril de 2005
(vaciado)