9 mar 2011

De polígonos irreales e innecesarios...

Otra vez te encontré en mis sueños. Real, esta vez. Caminabas ahí, con ella de la mano entre nuestras protestas y la naturaleza. El grupo era nutrido. Zapatistas, hippies, ecoexpertos, historiadores, sociólogos. Niños, madres, tíos, abuelos.

Te miré entre la multitud. Encontraste mis ojos. Luego la miraste a ella y recorrieron otro stan de de teñir ropa con plantas. Revuelo, multitud, policías. Te buscaban. Te llevaban. Corrí hacia ti. Los compañeros también. Nada pudimos hacer, gritamos, peleamos, protestamos! Nada funcionó. Vi tu silueta desaparecer arrastrado por uniformados con las manos atadas en la espalda y tu cara molesta e indignada.

Entre el tumulto la encontré. Llorosa y temerosa. Paralizada por la impotencia de quien ve por primera vez las armas siendo empuñadas hacia uno. Tomé su mano y juntas te vimos desaparecer con el sol.

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