A lo lejos una guitarra suena pasadas las 3, en donde ningún
ruido debe haber.
Las cuerdas te traen a mi mente con el recuerdo de esas
noches compartidas entre acordes y voces cuando había gente.
En la privacidad de nuestros refugios resaltaba también el
sonido de tu voz con la mía y la unión de las almas a través del sonido. De las
miradas.
En nuestro próximo encuentro, aunque los cuerpos sean
diferentes, estos recuerdos volverán a mi mente al tenerte enfrente. Para
reconocerte; para mirarte a los ojos y unir voces y almas en un tono más elevado,
pero siendo nosotros.
Aquí, las memorias son las mejores. El ejemplo perfecto del
puro amor entre dos. Hermosamente adornado por la música, la noche. La consciencia
y los sentidos de ambos, que se percibieron mutuamente y se encontraron así. Verdaderos. Puros. Eternos.
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