Es indignante observar cómo las personas que ostentan el
poder (en el estado en este caso) les falta conciencia para entender la
situación de vida de otras personas. Si bien es cierto que cada quien es
responsable de su vida, el peso que como funcionario público se cierne sobre
sus hombros es mayor al cometer las omisiones que provocan la carencia de otras
personas y sus familias. El karma hace lo suyo, en esta o en otras vidas, y por
lo tanto señores actores políticos, estas omisiones, deliberadas o inconscientes,
les serán cobradas.
Debo anotar que las acciones conscientes tienen una
repercusión mayor, por lo que los actos conscientes de desinterés en estas
personas serán cobrados a un precio más alto.
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