5 mar 2013

Balam


El vapor lo dejó salir. El calor rompe su jaula y se pasea por el reducido espacio, entre las piernas de quienes no logran verlo. Se acerca a cada uno, amenazante. Los mira y valora como mínimo el esfuerzo de dañarlos. No hay reto, no hay una batalla real.

Continúa su camino y abre sus fauces con un rugido propio y sonoro del jaguar. Se hace sentir. Es buscado sin éxito entre la oscuridad y el vapor que aún sale de las piedras. Se detiene y observa, si tuviera hombro lo haría por encima de éste y confirma que no hay nada ahí que represente una batalla digna para él.

Se sienta y se lame una pata. Bosteza y enseña sus largos dientes aburrido por el panorama. Se recuesta un momento. El calor lo irrita. Con un dejo de soberbia regresa a su dimensión confirmando apático que pocas cosas valen hacer el viaje, aunque corto, a un mundo donde no existe la esencia.

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