15 mar 2008

Una página más...

El sol en el viejo nuevo puerto fulguraba quemando su negra vestimenta. Incomodidad extra por usar el disfraz bien diseñado para engañar al contratante y actuar como niña normal. Si leyeran entre líneas en su mentado “CV” tendrían todas las armas para saber que de normal solo tenia dos brazos, dos piernas y… hasta eso, no era tan normal…

El disfraz funcionó pero su suerte no. El puesto había sido tomado y con el sudor mojando su cabello y los lentes de sol que completaban su atinado disfraz partió de regreso a su hoyo funky donde solo la esperaba la comida que ya necesitaba. El desayuno fue más que ligero también un disfraz ocultando la tardanza de su arreglo. Mamá esperaba con la mesa puesta.

Comió con la familia. La cabeza le daba vueltas. Como de costumbre su pensamiento iba y venia. Repasaba los últimos eventos de su vida. Importantes, eventos de su vida. Maldito estrés del pronto titulado por exmen… malditos trabajos donde uno no puede ser diferente. Al menos no al inicio. El calor continuaba calentando su cabeza. Tenia tiempo y dinero. Lo había estado guardando para ese evento donde la “gente normal” vomita y se pachequea en las pirámides. Eso que llaman “Cumbre Tajín”¨

Pero podía esperar. Podría reponer el dinero después. Mientras tenia que escapar. A donde pudiera sentirse liberada. Sin disfraz. Allá donde estaría solo con ella. Con su sonrisa, sus ojos, sus manos. Esas manos que tantas veces la acariciaron tan suavemente que despertaba todos los sentidos de su cuerpo. El guisado la regresó a la tierra. Vio la hora. Era temprano. Sí. Hoy la vería. No importaban las dos horas de camino que tendría que esperar, o el hecho de que solo estaría tres horas con ella y tendría que regresar para no levantar sospechas.

Alicia terminó de comer y “salió para ir a una nueva entrevista de trabajo”. Nadie sospecharía porque llevaba semanas buscando trabajo y mandando solicitudes. El autobús salió alas 4:05pm con el boleto comprado a las 4:03. Impaciente subió al camión y esperó.

La espera se hizo corta mientras se enteraba de la vida de Ludwin Van Beethoven en la película del camión. Bajó, ella la esperaba donde siempre… trató de no parecer ansiosa. Se acercó al Tida de Daniela despacio. Abrió la puerta y ahí estaba. Sencilla como siempre. Desde la primera vez que la vió la recordaba así. Pantalón de mezclilla, playera, sudadera si era invierno y tenis de marca. Siempre de marca.

Recordó esa vez hace meses. La misma escena. Diferente auto. Uno más pequeño. Era de noche. Daniela la recibió con una sonrisa maravillosa y ese brillo en los ojos que siempre tenia al verla de nuevo. La besó en los labios con la ternura que solo tiene una mujer besando a la mujer que ama. Mientras Daniela manejaba Alicia tomaba su mano y en cada luz roja la besaba. Durante todo el camino la miraba. Ella volteaba y preguntaba qué. Alicia siempre contestaba, nada. Entonces Daniela la miraba de nuevo y le cerraba el ojo con una enorme sonrisa reflejada en su boca.

Ahora todo era diferente. Larga historia. Tonta historia. Necesaria historia. Gracias a los desafortunados eventos en la inconciencia de Alicia había logrado darse cuenta de todo el amor que sentía por Daniela.

Aburrida, constante, formal, camarógrafa, antrera. De baja estatura, morena clara, pelo siempre corto y muy chino; era la mejor sensación entre los dedos de Alicia cada vez que la besaba y acariciaba su cabello.
Era todo lo contrario a ella. Así la adoraba. Así la extrañaba. Así la recordaba y le partía el corazón que esta vez no pudiera sino solo mirarla. Contemplarla mientras manejaba, como siempre. Solo que las luces rojas ahora eran más largas. Las pausas en la plática no podían ser aprovechadas y tenerla de frente y no poder tocarla la carcomía por dentro con un dolor que jamás había sentido en toda su vida.

A pesar de todo eso pocas cosas habían cambiado. La primera platica siempre era la misma. ¿A dónde quieres ir?, No se, tú eres la que conoces la ciudad, ¿Pues qué se te antoja? Pues lo que quieras. Y así se podría alargar hasta que algún factor externo hacía que decidieran. Regularmente terminaban en algún café con algún tipo de arte o temática en su estructura.

Alicia odiaba pretender que nada pasaba entre ellas. Siempre la llevaba de la mano, la besaba cuando se le antojaba, la abrazaba o comenzaba a seducirla solo para ponerla nerviosa y cuando llegaran a casa de Daniela, sus caricias no se hicieran esperar.

Ahora no importara donde estuvieran. Alicia tendría que aguantarse las ganas de besarla, de tomarle la mano, de decirle cuanto la amaba y cómo adoraba mirar sus ojos con ese destello de brillo cuando estaban juntas. A Daniela parecía no importarle ahora. Se miraba contenta, algo incomoda con la presencia tan repentina de Alicia en la ciudad, pero distraída en su mundo propio y feliz.

Terminaron en un café terraza bebiendo té y hablando de las cosas triviales de sus vidas. El tiempo se acababa. Para Alicia estar con ella, aún cuando fuera con cierta distancia, era como un respiro dentro de su vida. Pero tendría que regresar a su mundo. Un mundo donde la persona que la hacia feliz no estaba con ella y no estaba segura de querer estarlo.

Salieron del café y se dirigieron a la terminal casi sin decir nada. Antes de despedirse Daniela habló:
-Tengo que decirte algo… Es mejor que te lo diga ahora y no que te enteres por otro lado.-

El corazón de Alicia comenzó a estrujarse poco a poco al escuchar cada palabra que salía de la boca de Daniela.
-Estoy saliendo con alguien.-

La ya sospechada noticia ahora hecha sonido quedó retenida en la cabeza de Alicia por varios segundos. Intentó notarse inexpresiva. Ordenó a sus ojos no sacar ni una sola lagrima. Al menos no por ahora. Miró a Daniela y logró juntar la suficiente fuerza en su voz para solo contestar:
-Ok.-

En el ambiente la voz de una mujer anunció el anden y el número del autobús que Alicia tendría que abordar inmediatamente. De nuevo la miró y dijo adiós. Sin mirar atrás se alejó hacia la puerta de abordaje y fue entonces cuando una lagrima rodó por su mejilla.

Alicia confía en el tiempo. Sabe que esto no ha terminado y que no falta mucho tiempo para estar juntas de nuevo…