1 oct 2010

El huracán se llevó a mi bebé...


Sólo tenía 6 años y su mamá se la llevó lejos. Otra vez. Me duele que no esté conmigo. Pero me duele más que no la pude rescatar de ese mounstro.
Mi lucha continúa y no la dejaré hasta que mi bebé sea libre...
Se fuerte pequeña. Trabajamos en tu rescate y felicidad...

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Diario de una semidamnificada.


Parte II


Llegué a mi casa mojada y temprano, así que dormí. Entre mis sueños había ruidos, pláticas a gritos y movimiento a mi alrededor. Cuando mi cuerpo decidió que el descanso era suficiente y abrí los ojos la lluvia continuaba afuera, mi mamá llevaba cubetas vacías en la mano, mi hermano cubetas llenas de agua, mi papá regresaba todo mojado con herramienta y comprendí lo que pasaba.

Me paré lo más rápido que pude, me cambié la pijama que traía y como rutina comencé a acarrear cubetas llenas de agua para tirarla en la calle e impedir que entrara el agua a la casa. Reginita daba vueltas por la ruta donde sacábamos las cubetas sin saber qué hacer, así que comencé a darle pequeñas misiones. Agarró la puerta de la recamara para que no se cerrara mientras pasábamos, luego, con su cubetita comenzó a acarrear agua también.

Cuando se llegó el tiempo de ir a trabajar traté de salir de mi casa sin éxito. Estaba rodeada de agua. Al resignarme a no ir al periódico donde acababa de llegar y no me hallaba todavía, descubrí que no había señal por lo que tampoco podría avisar que no iría. En el radio esbozaron un panorama de la gravedad de la lluvia por lo que no me preocupé y después de mantener el agua fuera de la casa regresé a dormir.

28 sept 2010

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Diario de una semidamnificada.

Viernes 17 de septiembre.


La lluvia cayó la noche anterior. Ahora es costumbre de regreso en mi casa despertar a las 4 ó 6 de la mañana a bloquear el paso del agua que luchaba por colarse por los espacios no rellenados con cemento de las ventanas y ventanales que dan al patio trasero.


Esta vez dormimos más, yo no. Esa noche de jueves me entregué a mis vicios internet-televisivos-adictosos de las series y la mañana y la lluvia me acompañaron hasta el viernes que decidí correr a no postergar la razón de mi regreso a este puerto. Tomé mi mochila, me lavé los dientes, me embolsé un yogur y salí con la lluvia refrescándome los ojos algo hinchados por el esfuerzo que dejan los desvelos múltiples cada vez más seguidos.


El Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución se atravesaron esa semana y el puente no se hizo esperar. Estas celebraciones se dan sólo cada cien años y probablemente alcanzaría también a los trabajadores del IMSS, aún así tomé mi taxi para no perder más tiempo en llegar a la clínica.


Creo que nunca había llegado tan temprano a esos lugares, aún no abrían. La gente ya esperaba afuera, formada. Cosa que me sorprendió pero no tanto como lo que me sorprendió que al abrir la puerta no corrieran como caballos desbocados dentro del lugar; por el contrario, cada uno esperó su turno para entrar. Claro que era demasiado buen comportamiento para los jarochos y una vez que estuvieron adentro cada quien corrió para llegar al departamento que necesitaban.


La celebración no había sido para tanto y el IMSS sí trabajó. Creo que nunca había llegado tan temprano a esos lugares, aún no abrían. La gente ya esperaba afuera, formada. Cosa que me sorprendió pero no tanto como lo que me sorprendió que al abrir la puerta no corrieran como caballos desbocados dentro del lugar; por el contrario, cada uno esperó su turno para entrar. Claro que era demasiado buen comportamiento para los jarochos y una vez que estuvieron adentro cada quien corrió para llegar al departamento que necesitaban.


Después de esperar poco (por haber llegado temprano) entré a la consulta para darme cuenta de que la doctora que m había tocado no era la ogra que estaba en el otro consultorio. Claro que la experiencia del seguro nunca está completa sin visitar los demás departamentos en donde no hay vacunas, a la gente le importas un comino y nada funciona como debería.


Salir de ahí siempre es reconfortante para librarte de semejante agresión gubernamental. Desde muy temprano el aire y la brisa estuvieron presentes en el puerto. Nunca pensé que tal brisita apenas perceptible al caminar fuera ahora la lluvia que no m permitía encontrar un taxi libre. En ese momento añoré los taxis xalapeños que se comparten cuando hay agua afuera.


26 sept 2010

EL REGRESO...LA LLUVIA...

Por el decreto de un jaguar la luz de la luna guió mi viaje. Las palabras de aquel ente luminoso caminaron junto a mí. Los cuatro elementos se hicieron presentes en el sendero. Uno a uno, firmes, con la fuerza de cada uno, mostrando su dualidad y enseñanza para que ese conocimiento se quedara en mi memoria durante la nueva etapa a iniciar.