De remedios encortados

Necesito que hoy vengas y sientas mi corazón. Ven, siente como palpita, como se muere por tu calor. Ven, siente como suspira, como se muere por este dolor...

Ven, vamos y arréglame el alma...

Destino premeditado

Qué camino tomarías si debieras elegir

entre conocer lo que hay detrás del relumbrante destello del lente que refleja su realidad,

o vivir con la eterna imagen del impecable brillo de sus pantalones rotos y deslavados, el cabello al hombro y los círculos de sus perfectos lentes emite en tu universo. La inmaculada imagen de lo que es, o debería ser el amor

Qué si al seguir desenmascaras uno más de esos reales antifaces de mentiras.
Qué si al buscar encuentras lo que no querías ver de la imagen perfecta de ese que se adueña de tus noches robándote alargadas sonrisas por el día.

La verdad al final siempre gana... Triste, real, definitiva. Cuál es tu verdad...?

Endulzame el alma

Me es tan fácil enamorar a un corazón sencillo. La perfección del ser es la llave para guardar en el bolsillo la mente de quien podría salir de la maraña de lodo que el imaginario donde la habita la mayoría.
La traducción de la magia y lo desconocido son las piedras que guían ese camino y la constancia en el sendero culmina en el objetivo.

Pero qué mérito tiene ese logro? Cuál, cuando no hay nada detrás de la magia que presentas? Qué, cuando quieres mirar más arriba y su techo de concreto frena tus alas limitándote a volar en ese espacio...?

En la búsqueda, el cielo se dispara, cada vez más. Pero arriba en las nubes, tu compañía son tus alas. Esas que te has ido construyendo. Primero de cartón. Después con las tersas plumas de tu sacrificio y entendimiento.

Arriba el aire corre magnífico. Toca tu piel, despeina tu cabello y refresca el alma. Algo no me deja subir más. Supongo que es el mirar alrededor y no encontrar a quien ver a los ojos y compartir esa inmensidad que pocos entienden.