25 jul 2014

Balance

Abrí los ojos. Mi cuerpo aún vibraba. Me encontré con sus ojos, tenían el brillo de quien acaba de presenciar un espectáculo natural; hermoso, pleno; profundo como el fondo del mar, inmenso como el cielo azul.
Se recostó encima de mí escuchando mi corazón que todavía latía con ese ritmo rápido que poco a poco va bajando de intensidad. Acaricié su cabello, la piel de sus mejillas, tan tersa, tan limpia; húmeda para mí, por mí.
Respiré hondo. Mis pulmones se llenaron de aire impregnado de vida, igual que la escena que presenciaba el universo de nuestro cuarto: las 2 desnudas, tumbadas en la cama cubiertas por el cuerpo de la otra, envueltas en el calor del amor genuino.
Hoy, aquí, tu y yo. El mundo detenido, sin girar, esperando a que decidamos romper con el magnifico cuadro. Antes pasarían horas.
En ese momento lo supe. Grabaría ese momento de eterna paz en mi mente, en mi corazón para recordarte siempre, estés donde estés.